Size A A A

La heredera 3

Si habéis leí­do los relatos anteriores sabréis que tras una fiesta de la empresa me lié con la hija del director y ya en su cama me enteré de que tení­a una sorpresa entre las piernas. Tras pasar parte del fin de semana con ella llegaba el lunes y nos verí­amos en el trabajo. Version para imprimir
Si habéis leí­do los relatos anteriores sabréis que tras una fiesta de la empresa me lié con la hija del director y ya en su cama me enteré de que tení­a una sorpresa entre las piernas. Tras pasar parte del fin de semana con ella llegaba el lunes y nos verí­amos en el trabajo.

Era domingo por la noche y recibí­ un SMS de Pepa en el móvil: "Recuerda que Marta y Laura nos vieron irnos juntos. No digas nada en el trabajo". Era cierto... habí­a un cabo suelto así­ que llamé a Pepa al número personal que me habí­a dado y quedamos en decir que fuimos a un local pero como estaba tan saturado decidimos irnos cada uno a su casa.

El lunes por la mañana sobre las 8:30 llegue al trabajo y justo como pensábamos, Marta, Laura y Mónica se abalanzaron sobre mi para saber que pasó tras la fiesta. Yo puse cara de aburrido y dije lo que habí­amos quedado en decir, añadiendo de mi propia cosecha que jamás se me hubiera ocurrido insinuar nada a la hija del director, con lo que un poco desilusionadas se fueron cada una a su mesa.

La mañana transcurrí­a normal a excepción de que a las 11 Pepa aún no habí­a llegado y solí­a ser puntual. Yo la verdad estaba un poco impaciente por verla y temí­a que esa impaciencia me delatase cuando llegase. Pero ella llamo por teléfono a Gonzalo (os recuerdo, el "abuelo" del departamento) y le mandó que me dijera que no podí­a ir por la mañana y que los documentos que debí­a entregarla los tuviese preparados para última hora de la tarde.

Por supuesto que no habí­a documentos que entregar pero a esa hora solo quedarí­a yo en la oficina y quizás Gonzalo, pero no las dos ví­boras.

Así­ pues me dedique a hacer parte de mi trabajo y esperar a que se fuesen marchando los compañeros. Gonzalo seguí­a ahí­. Igual habí­a oí­do algo y querrí­a saber que habí­a de cierto.

Comments (1)
Last commented videos / Trending video comments / Most commented videos
Advertisment